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Denuncias barreras lingüísticas en atención de mujeres indígenas con VIH en Perú

Por Jeiser Suarez Maynas – Ranin Koshi.-

“Eara ikai kikini raketi oxe keyotaitibi, pucallpa hospitalain kati jakiribi nokoribiatian, kaxonra akai en jawebi ninkayamakin itan en onayamaribia, tsonbira ea akai chibanyamakin, nokon bakebora ebema iki, westioraninra ea aka wetsatianshokobo benakin, wetsankanyara akai ea kanayamabobikin, wetsa baritian en oinyantanabicho, nato baritiara enribi kenama iki, jabaon ea chibanketianra eabira jakon akin yoikanti iki itanribi ea jakon akin taniribi ea raonkeankanke, jatian rama eabicho ikax ea moa kakashamai hospitalain pucallpain, eara kikini jatoki moa raketai, enra moa jato ikon ayamai.”

Son palabras de Noma Pena, una mujer shipiba de la comunidad nativa de Nuevo San Juan, ubicada en el kilómetro 13 de la carretera Federico Basadre a la margen derecha del distrito de Yarinacocha. No comprende y habla muy poco el castellano. Vive con VIH hace aproximadamente 15 años.

Comunidad shipiba de Nuevo San Juan en el Perú amazónico en donde vive Noma.

Es viuda y vive sola en su casa. Dentro de su misma comunidad también sufre el estigma y la discriminación por tener VIH. Cada fin de mes, tiene que acudir a una posta médica para recoger sus medicamentos, pero para sus controles médicos, debe acudir al Hospital Regional de Pucallpa. Es ahí donde ella muchas veces se sintió sola, triste y excluida por no comprender el sistema de atención en salud, y también por no entender las señalizaciones ni las explicaciones de los médicos, ya que solo están en castellano y no en su idioma.

“Tengo mucho miedo cada vez que llega fin de mes, porque sé que voy a volver a sufrir nuevamente en el hospital de Pucallpa, no entiendo nada y nadie me acompaña, mis hijos no están conmigo, solo uno me visita de vez en cuando y el otro nunca me llama, lo he visto el año pasado pero este año no ha llamado, quizás si ellos me acompañaran me atenderían mejor, y como estoy sola ya no quiero ir más al hospital de Pucallpa, no tengo confianza y ya no creo en ellos”, dijo Noma a Corresponsales Clave.

Ella enfrentó difíciles momentos: al principio no entendía lo que pasaba y buscó ayuda en su iglesia, con las autoridades de su comunidad, en las organizaciones que presiden otros hermanos indígenas, pero siempre sin éxito. Solo le hacían promesas falsas que nunca le cumplieron. Ella lo único que buscaba era una explicación a por qué no le atendían rápido en el hospital de Pucallpa y por qué no hay nadie dentro del personal de salud que hablara su idioma, para poder ayudar no solo a ella, sino a muchos hermanos y hermanas shipibos que acuden al hospital regional de Pucallpa por otras enfermedades.

Ingreso principal del Hospital Regional de Pucallpa a donde va Noma a sus controles médicos.

Rosa es también una mujer shipiba que trabaja en el Hospital Regional de Pucallpa en la área de afiliación temprana (RN). Noma Pena nos dijo que conoció a Rosa en uno de esos días del control médico que pasaba, que muy amablemente se acercó y le preguntó si necesitaba ayuda y Noma, con gran alegría, le respondió que sí. Sintió que no estaba sola.

Rosa dijo a Corresponsales Clave que “todos los días hay personas que sufren maltratos de parte del personal de salud, sobre todo mujeres indígenas que sufren para recibir un tratamiento adecuado; como son mis paisanas me duele mucho ver esta situación, solo por no saber hablar el castellano muchas veces son discriminadas, a pesar de que madrugan y hacen cola para sacar su ficha de atención, siempre me buscan y cuando puedo ayudar lo hago pero casi siempre estoy muy ocupada, siempre le digo al personal de salud para que puedan atenderlas y expliquen bien su diagnóstico a estas mujeres, para que puedan regresar y concluir su tratamiento, a mí me miran mal mis compañeros de trabajo, y me preguntan porque les ayudo siempre, ‘acaso te pagan’, me dicen”.

La lucha de Noma Pena continúa aun sin fuerzas físicas ni emocionales. Confía alguna vez que todo esto va a cambiar. Ella no quiere que otras mujeres con VIH sufran y pasen estos maltratos que vive hasta hoy. Por eso invoca a las autoridades de su comunidad y de las organizaciones indígenas, que tengan un poco de sensibilidad y busquen una alternativa de solución que puedan ayudar a personas como ella.

Noma Pena solo es una muestra de los miles de casos que sufren las mujeres indígenas que tienen VIH, en los diferentes hospitales del Perú solo por su condición de ser indígenas y por no hablar y entender bien el castellano.

País: Perú