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Desconstruyendo el binarismo: las personas trans en las olimpiadas

Por primera vez en la historia de los juegos olímpicos, una deportista transgénero, la neozelandesa Laura Hubbard, participará en la competencia de Halterofilia de 87kg. Este momento histórico en el ámbito deportivo ha reabierto un gran debate en torno a la participación de las personas trans en la categoría donde se auto identifican. Corresponsales Clave entrevistó a dos activistas no binarios trans del Ecuador que nos comparten algunas reflexiones de como ven la participación de las personas trans en el ámbito deportivo y nos invitan a reflexionar sobre otras complejidades aún muy invisibilizadas en las competencias deportivas internacionales como los juegos olímpicos.

Las olimpiadas de Tokio son las primeras en incluir una persona trans.

Las personas estamos socializadas para considerar el sexo y el género como atributos binarios y estancos. Desde el momento en que nacemos, somos etiquetados categóricamente como niños o niñas y se espera que llevemos dicha etiqueta por el resto de la vida. Teniendo esto en mente, no es extraño que periódicamente se reabra el debate sobre algunas deportistas profesionales, que no encajan con los estándares que atribuimos a las mujeres cisgénero. En estos casos, cuando aparece alguien que no encaja del todo en estas definiciones socialmente construidas de lo que es o debería ser una mujer o un hombre, se origina el debate si estas atletas pueden realmente considerarse como mujeres u hombres y si deberían poder competir en las categorías con las cuales se identifican.

Daría LaMaraca, persona trans no binaria, Directora de Comunicación de la Fundación Mujer y Mujer ubicada en la ciudad de Guayaquil, es muy crítica de esta división que hay basada en el sexo y género de una persona en las competencias deportivas internacionales como son los juegos Olímpicos: “Los estándares que el Comité Olímpico Internacional (COI), ha construido sobre las personas para diferenciarlas entre hombres y mujeres no da abasto, no puede con la diversidad de nuestros cuerpos, y todo el tiempo tiene que estarse actualizando. Hay veces en que la normativa ha constreñido tanto el cuerpo de las personas que ha dejado de lado o ha eliminado la participación de las personas trans, intersexuales, o son mujeres y hombres que no entran en la normativa de sus estándares”, dice.

Judy Gustavo León, activista trans masculino no binario de la ciudad de Guayaquil, Socio Fundador de Fundación Mujer y  Mujer, concuerda con la opinión de Daría, él considera que “es importante reconocer que hay identidades que no se enmarcan dentro de lo femenino y masculino solamente, sino dentro de lo no binario. (…) debemos desconstruir los pensamientos que la biología es cuadrada; no necesariamente… ¿Dónde quedan ahí las personas intersex que no entran bajo este concepto de hombres o mujeres?”.

Más allá de la problemática que se ve en los juegos olímpicos de definir al sexo en términos binarios, Daría comparte otras reflexiones mucho más profundas en relación a la inclusión de las personas no binarias como las personas intersex y trans en eventos como esos. Ella comenta que es importante analizar bien el significado de palabras y perspectivas como la de la inclusión:

“La inclusión es criticada enormemente a nivel internacional, y en los grupos locales también, porque crea una falsa expectativa, es decir, ¿a dónde nos están incluyendo?  ¿en términos de qué nos están incluyendo? y ¿a quiénes nos están incluyendo?”, comenta la activista.

Daría hace un análisis comparativo muy interesante entre la discriminación que viven las mujeres trans por su identidad de género y otras mujeres, como las mujeres negras, por cuestiones de raza, bajo esta estandarización de los cuerpos, son excluidas de poder participar en eventos de élite como son los juegos Olímpicos.  Tal fue el caso de la atleta olímpica, Caster Semenya, quien fuera excluida hace algunos años de participar en la categoría de los 800 metros en Atletismo como mujer por tener niveles de testosterona más altos de lo requerido para estas competencias.

“Ahí hay una relación directa, porque a las mujeres negras africanas en los juegos olímpicos constantemente, basados en estándares corporales y hormonales, se les ha juzgado y no se les ha dejado competir en categorías de mujeres euro blancas, (…) hay una estandarización de los cuerpos que es innegable pero que además tiene sus orígenes en la colonización”, expresa Daría para Corresponsales.

Ambos activistas concuerdan que es muy importante eliminar de raíz esta diferenciación de categorías a partir del sexo/género de las personas y que se debería tener en cuenta otros elementos como sus cualidades, capacidad o su rendimiento frente a los demás en igualdad de condiciones.

Las olimpiadas nos dan la posibilidad de poder hacer una “radiografía” de nuestra sociedad y hablar de temas tan complejos como la discriminación de algunos grupos basados en su orientación sexual y/o identidad de género. Es importante cuestionarnos lo que nos han enseñado a pensar y como dice Judy Gustavo, “no dejarnos llevar por los estereotipos; (…) antes que hombres y mujeres, somos personas, nuestra identidad de género no define nuestra calidad de personas ni tampoco nuestra calidad de deportistas”.

Daría manda un mensaje muy claro a todas las personas trans que leen este artículo: “Así como nuestras vidas tienen que dignificarse en ámbitos como la salud de calidad y calidez, así como nuestras vidas se dignifican cuando accedemos a viviendas dignas, así como exigimos que tengamos trabajo bien asalariado y sin explotación, el derecho al ocio, a la recreación, al entretenimiento, a hacer deporte son fundamentales para nuestras vidas. Si estamos fuertes, corporal y anímicamente, podremos dar la batalla por nuestros derechos. Así que es fundamental, este ámbito de la vida. A todas las y los activistas trans que están luchando en entornos como el deporte de alto nivel, su visibilidad tiene efectos muy positivos sobre las comunidades de las personas trans en el mundo, pero no es suficiente. Hay que volver a señalar a quienes son responsables de la exclusión, a las instituciones que deciden vigilar y normar, medir como vivimos nuestras identidades y nuestras vidas”.

Sin duda, la participación de Hubbard abre varios debates muy complejos que no se pueden ignorar, sin embargo, como comentó Judy Gustavo, “debemos reconocer el hecho de que compañeras trans como Laura Hubbard, estén llegando a ciertos espacios donde no había sido posible llegar antes”, esto en sí ya es un gran avance en el reconocimiento de los derechos de las poblaciones de diversidad sexo-genéricas.

País: Ecuador

Acerca del autor

Paola Sánchez

Abogacía y Derechos Humanos | Ecuador

Feminista y Defensora de Derechos humanos de la ciudad de Quito-Ecuador. Actualmente Coordinadora del programa de seguridad vial de la organización Global Health Advocacy Incubator - Ecuador. Temas de interés : Derechos humanos, salud sexual y salud reproductiva, prevención de VIH/SIDA, Diversidades sexo-genéricas, discriminación y migración.

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