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Sectores LGBTI: Reconocimiento a medias en los Acuerdos de paz de Colombia

En un acuerdo histórico, las FARC y el Estado colombiano acordaron en la mesa de negociaciones de la Habana (Cuba), introducir el enfoque de género para la etapa del postconflicto. ¿Hasta dónde llega este enfoque?

Por Jairo Ordoñez.

Lo acordado en las mesas de negociaciones con la guerrilla que lleva más de 50 años combatiendo al Estado colombiano consta de 8 puntos en los que se mencionan en específico a las mujeres y a los sectores LGBTI, algo trascendental ya que en los diferentes acuerdos de paz que ha firmado Colombia, nunca había existido un reconocimiento para reparar estos grupos poblacionales que han sido altamente vulnerados a lo largo del conflicto armado.

El documento y las Mujeres

Subcomisión de Mujer (Foto: Colprensa/El País)

El todos los 8 punto del acuerdo aparecen las mujeres y 4 tratan en exclusivo sobre ellas.

El primer punto del documento tiene que ver con que las mujeres campesinas tengan garantías para el acceso y titulación de tierras. El tercero busca la participación equitativa de las mujeres en los espacios de representación creados por los acuerdos de paz. El sexto punto expresa la eliminación de contenidos que promuevan la violencia contra las mujeres, y por el contrario, se busca reconocer y exaltar a las mujeres como sujetos políticos y sociales. Y en el octavo se promueve la creación de un sistema de información que contendrá los predios en manos de mujeres, las formas de titulación y su relación con el territorio.

Los Sectores LGBTI

Los sectores LGBTI aparecen en cuatro puntos, aunque en ningún caso cuentan con un enfoque específico o particular.

El segundo punto de los acuerdos busca la garantía de los derechos económicos, sociales y culturales de las mujeres y personas con identidad sexual diversa del sector rural, sin nombrarlas ni especificarlas; tampoco hacen referencia a los sectores urbanos. El cuarto punto  se refiere a la implementación de acciones que eviten la estigmatización por razones de sexo, género u orientación sexual. El punto quinto especifica que la violencia de tipo sexual no será amnistiable y se propenderá por la verdad, justicia y reparación. El séptimo punto busca el empoderamiento de organizaciones y movimientos de mujeres y sectores LGBTI para que logren interlocución con los poderes públicos.

Reconocimiento Problemático

Una falencia del acuerdo es que en ningún caso se aclaran términos esenciales para un enfoque de género como orientación sexual, identidad de género o expresión de género. No se especifica que la violencia sexual también se ejerce contra hombres (de diversas orientaciones e identidades sexuales), cuestión que históricamente ha sido dejada de lado por el Estado y los entes investigadores.

Tampoco se habla de un enfoque diferencial para los sectores LGBTI como por ejemplo en la salud, teniendo en cuenta que son estos sectores los más afectados por el VIH y la tuberculosis y que, en consecuencia, han sufrido varios estigmas; uno por ser víctimas del conflicto armado, otro por su orientación sexual o identidad de género y otro más por su serología.

De igual manera, es notoria la ausencia de la promoción de reglamentaciones como una Ley de Identidad de Género, notoria carencia en la jurisprudencia colombiana en materia de defensa de derechos de los sectores LGBTI y que es clave para definir una política pública que trate sobre género.

Reacciones

Las reacciones ante el acuerdo aparecen divididas entre quienes lo celebran y entre quienes ven falencias:

“Esta paz es un triunfo de las Mujeres”, expresó Piedad Córdoba, vocera del Frente Amplio por la Paz y quién ha jugado un papel importante en las negociaciones con las FARC.

“Es muy importante que se reconozca que hay personas que han sido víctimas en razón de sus identidades de género no normativas y en razón de sus identidades sexuales también, porque son temas que no se han hablado en el conflicto armado”, celebró en radio Caracol Alejandro Lanz, director de la ONG Parces que trabaja con poblaciones excluidas, particularmente con habitantes de calle y mujeres trans.

Foto: Reconciliación Colombiana.

Por otro lado, la  senadora Claudia López, integrante de los sectores LGBTI y una de las voces más independientes de la política colombiana, afirmó a través de su cuenta de Twitter que el “Enfoque de género anunciado en La Habana es poesía. Ningún compromiso concreto y medible de las FARC y el Gobierno con las mujeres.”

En el mismo sentido se pronunció Angélica Lozano, representante a la cámara: “(parte) de lo acordado ya está en el Plan Nacional de Desarrollo y no hay voluntad política del Gobierno. Se viene incumpliendo”.

Según información compartida a través de algunos medios de comunicación, asistentes a la Habana criticaron la ausencia de la mujer afro e indígena en los acuerdos; Victoria Sandino (alias), representante por las FARC durante la presentación del documento, reconoció esta falencia.

En lo concerniente a representación política, Beatriz Quintero, integrante de la Red Nacional de Mujeres fue tajante: “En eso el acuerdo es muy retórico y le faltan dientes. Está muy bien que diga que debe haber participación porque esa es una deuda. Pero no dice ni cómo, ni cuándo ni si esa participación será igualitaria o no”.

Marcela Sánchez, Directora de la ONG Colombia Diversa, organización que trabaja por los sectores LGBTI, declaró a El Espectador que ante lo específico de las medidas de protección para las mujeres, para los sectores LGBTI se consignaron “… una serie de lineamientos generales. Nuestra percepción es que el acuerdo sobre la inclusión de perspectiva de género y la diversidad sexual es bastante general, específicamente en lo que tiene que ver con identidad sexual. Creo que este asunto se dejó como reto a futuro”.

Sin duda, es un gran logro que los acuerdos de paz tengan la intención de tener un enfoque de género y reconozcan a las minorías sexuales, pero lo pactado es muy poco si se quiere un país realmente equitativo y justo con todos los ciudadanos. Es necesario que los sectores LGBTI tengan un reconocimiento pleno, concreto y con un enfoque diferencial e integral.

País: Colombia

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